FORTALEZA

 

BALDER EL HERMOSO

 

 

 

entre los antiguos personajes de la mitología noruega, Balder el Hermoso es especialmente recordado por las gentes de su pueblo. Cuenta la leyenda que no hubo un niño más añorado y querido por todos, empezando por sus padres, Odín el rey de los dioses y su esposa la reina Frigg.

Era tal el amor que le tenían, que su madre se empeñó en hacer de él un ser inmortal, fuerte e invulnerable como ningún otro, a quien nada ni nadie pudiera causarle nunca ningún mal. Para ello habló con todas las cosas que existen en el mundo y les hizo prometer que no le harían jamás daño alguno a su hijo.

Tempestades y volcanes, animales feroces y selvas, abismos y océanos, metales y minerales dieron a Frigg su palabra de respetar la juventud y la belleza de Balder y no dirigir por ningún motivo sus inmensos poderes contra él. Sólo una planta no fue tenida en cuenta por Frigg, la más común y modesta de cuantas crecen en Noruega, un pequeño árbol silvestre sin nombre conocido que asomaba sus tímidas ramas por entre el follaje del bosque, confundido con la maleza y despreciado por todos.

La noticia de que Balder el Hermoso era inmortal e indestructible causóó gran conmoción entre los dioses. Movidos por la curiosidad, todos acudieron al palacio de Odín para comprobar por sí mismos si era verdad que Balder era indestructible. Lo atacaron con piedras, cuchillos y flechas, lo encerraron con bestias feroces y hambrientas, lo abandonaron desnudo en medio de las más aterradoras tempestades y nada le hizo el menor daño. Balder resistió como si nada estas mortales agresiones, con una picara sonrisa en la cara, como si se tratara de un juego.

Embriagado por el triunfo y convencido de su inmortalidad, Balder el Hermoso salió corriendo por el bosque que rodeaba el palacio de sus padres. En su loca carrera tropezó y se hirió ligeramente un brazo con una de las ramas de la planta sin nombre. Un sueño profundo lo invadió desde ese momento y lo hizo caer al suelo, totalmente inconsciente. Cuando lo encontraron estaba a punto de morir. Frigg, su madre, desesperada, le rogó al dios de la muerte que no se lo llevara. Había comprendido, en medio de su tristeza, que todos tenemos un punto débil y es imposible tener el control absoluto de todo. Cuando su hijo se recuperó, milagrosamente, luego de varias semanas, lo primero que hizo Frigg fue enseñarle esta lección.

La Fortaleza

 

La fortaleza es la capacidad que nos permite mantenernos fieles a nuestras convicciones y hacerles frente con firmeza y energía a las diferentes situaciones con que nos encontramos en la vida. Los que son fuertes no se dejan tentar por las cosas que saben que no les convienen o no son buenas para ellos o para otros, así se les presenten bajo la forma más atractiva y seductora. Son personas aplomadas y serenas, que conservan la compostura tanto en los buenos como en los malos momentos, pero sobre todo en estos últimos, infundiendo confianza y tranquilidad entre quienes las rodean. No debemos confundir, sin embargo, la fortaleza con la inflexibilidad, el cerramiento de espíritu o la dureza de corazón.

Gracias a la fortaleza aprendemos también a resistir la adversidad, las enfermedades y el dolor en sus distintas formas y a luchar contra ellos sin amargura, poniendo todo de nuestra parte, seguros de que vamos a salir adelante.

Para ser fuertes...

LA DEBILIDAD

 

La debilidad es por lo general resultado de la falta de fe en nosotros mismos y en nuestras capacidades como seres humanos. Las personas que llamamos débiles son aquellas que demuestran tener un pobre concepto de sí mismas y no se cuidan ni se cultivan como deberían hacerlo. Prefieren quejarse de su supuesta mala suerte cuando las cosas no les salen como quieren y se desaniman con increíble facilidad a la primera dificultad. Es muy arriesgado encargarle un trabajo o confiarle una tarea delicada a alguien que no sabe defenderse ni controlar sus impulsos. Y aunque es verdad que todos los seres humanos somos débiles y frágiles en algún sentido, es precisamente nuestro deber no dejarnos llevar por nuestras debilidades, sobre todo por aquellas que nos hacen mal o afectan nuestra salud mental o física. Los vicios en general (el abuso del alcohol, las drogas, etc.) son claras muestras del escapismo del hombre contemporáneo, de su debilidad para enfrentarse a la realidad y asumir sus compromisos frente a la sociedad.

Obstáculos para la fortaleza...